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Al Final de la Cueva

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Una cueva es un hueco en un terreno
que puede producirse a partir de la acción de la
naturaleza, dicho sitio puede ser húmedo o demasiado seco, pero en cualquiera de los casos, dicho sitio está siempre cubierto por una obscuridad. Algunos protagonistas de la biblia, tuvieron que pasar un duelo personal en una cueva. David huyó de Saul cuando éste lo persiguió, y fue a
la cueva de Adulam (1 Samuel 22:1) cuyo significado es “refugio”, un sitio popularmente conocido porque
ahí habitaban los endeudados, los depresivos y los que qué habían perdido todo lo que tenían. David permanecía en esa cueva porque tenía miedo de ser encontrado por Saúl, el error de David en esta historia fue que él en sus fuerzas de hombre buscó refugio en una cueva, cuando Dios lo había puesto en esa situación para que él encontrara refugio en Dios, y no en una cueva junto con los que vivían su vida con miedo y lamentaciones, Dios quería ser el refugio de David en medio de su desánimo, pero David tenía un temor mayor por el hombre que por Dios mismo. Afortunadamente David se percató de esta condición y pidió a Dios misericordia y lo reconoció como aquel que cuida de su vida (Salmo 142), es aquí donde David encuentra nuevas fuerzas y sale de la cueva animado para cumplir con la profecía que Dios le había dado a Samuel en el pasado. No fue la cueva la que le quitó el miedo a David, fue Dios quien puso a David en esa condición de temor para que depositara su confianza en Él.

Otro ejemplo del temor del hombre hacia el hombre lo encontramos en 1 de Reyes 19, cuando Elias se entera que Jezabel lo buscaba para quitarle la vida, este se llenó de temor, huyó de la ciudad e incluso le pidió a Dios que le quitara la vida (1 Reyes 19:4), más Dios, movido en misericordia, envió un ángel para que lo alimentase, y aun siendo fortalecido, Elias tenía mucho miedo para volver a la ciudad, por lo que huyó al monte Horeb y se escondió ahí, por lo que Jehova tuvo que intervenir en medio del temor de Elias preguntandole directamente “¿Qué haces aquí, Elías?”, a lo que este buscaba justificar su miedo a Jezabel, al final de la historia vemos como Dios lo manda a una ciudad donde encuentra a Eliseo, su sucesor, a quien no hubiera encontrado de no haber sido porque él venció su miedo y salió de la cueva.

Muchas veces, como jóvenes, vemos más cercano las amenazas del hombre que el plan que Dios tiene para nosotros, se nos es más fácil escuchar la voz del hombre que omitimos la de Dios, aun cuando Dios nos ha dado profecía, tenemos miedo del mañana, de nuestros enemigos e incluso de nosotros mismos, pero Dios, a pesar de todos nuestros defectos, sigue preocupándose por sus hijos, y los anima a confiar en Él, la palabra de Dios dice: “No se angustien por nada. Más bien, en cualquier situación, mediante oraciones y ruegos y dando gracias, háganle saber a Dios sus peticiones” (Filipenses 4:6), por tanto, si le cedemos a Dios nuestras batallas, él peleará por nosotros y no tendremos que caminar con miedo nunca más. Muchos de nosotros, por miedo a la crítica o a la desaprobación, nos alejamos de la voluntad de Dios y nos aislamos de nuestros prójimos, nos adentramos en una cueva espiritual en la que no queremos salir, un sitio de confort donde solo nos sentimos mal con nosotros mismos.

Si tu eres un joven que se siente adentrado en una cueva de la que no puede salir, te invito a que pongas tu mirada en Dios, a que hables con él y medites acerca de qué piensa Dios sobre tus imperfecciones y cual es la voluntad de Dios para ti. Afuera de la cueva hay un propósito para ti, Dios quiere usarte, y para ello debes estar dispuesto a ser usado por Él. Quizá tu tengas un concepto limitado de ti mismo, pero Dios, no te ve como la persona imperfecta que eres ahora, el te ve como la persona que estás destinada a ser si sigues su perfecta voluntad. Joven, sal de la cueva lo más pronto posible, sigue la luz que está fuera de ella y responde al llamado que Dios ha puesto en tu vida.

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